domingo, 9 de noviembre de 2014

Las Ferias turísticas, ¿sirven o no?


Las Ferias turísticas, ¿sirven o no?
Por Ing. Patricio Miller

Las ferias son una importante herramienta del marketing, un gran escaparate comercial y un medio de comunicación importante. Las ferias tienen una vertiente publicitaria y una estrategia de venta. Una exposición es una técnica de ayuda a la venta, un medio de presentación privilegiado, para un gran número de clientes potenciales, en un período de tiempo y un espacio delimitado. Son un fenómeno de aceleración del proceso de venta que permite optimizar la relación coste de venta/cliente, en un entorno privilegiado para una venta profesional o alcanzar la promoción que se desea del destino



En una exposición intervienen todas las variables del marketing. La empresa presenta a todos los visitantes sus productos, su precio, su distribución, su publicidad, su promoción y su fuerza de ventas, poniendo más énfasis en alguno de estos elementos, de conformidad con los objetivos que pretenda alcanzar. El stand es una especie de embajada de la empresa.



Las organizaciones gubernamentales de turismo por ejemplo las direcciones municipales, provinciales o las gerencias regionales del Ministerio de Turismo deben trabajar un concepto de turismo más ligado al destino al cual representan sea ciudad, cantón, provincia o región y la posibilidad de hacer conocer sus recursos turísticos, mientras que la empresa privada de servicios turísticos se entienden con la oferta y demanda de turistas y lo ve  sólo como un negocio y es por ello que se esfuerzan en brindar ofertas de viajes a la medida de todos los bolsillos.



En realidad, se entiende, que ambas instituciones tanto públicas como privadas deberían trabajar en conjunto, cubriendo las distintas áreas que tienen el fin de conquistar la venia del turismo; no obstante, no en todas las circunstancias es así.



Entre las razones que utiliza la empresa privada para dudar del sentido y la conveniencia de las ferias remarca que son encuentros para el sector turístico no para los turistas, dado que estos últimos utilizan Internet para acceder a las propuestas turísticas; “mientras en nuestra web recibimos miles de visitas, al stand sólo se acercan cien personas”.



Por otra parte se destaca que cada vez menos sectores están en las ferias; pues ellos también utilizan la web y desisten de gastar dinero en folletos y tiempo en la asistencia a quienes visitan las ferias, por otra parte los altos costos de los stands, la cultura obsoleta de la feria y sin renovación de contenidos.



Así las cosas, mientras desde una vereda se ve a la feria como un punto de interés para concertar negocios, desde el otro se la identifica con la pérdida de tiempo.



Y es que en tiempos de crisis el retorno de la inversión de las ferias turísticas es más que discutible. El tiempo de los grandes derroches con pabellones gigantes ha terminado y los grandes destinos imitan a los pequeños.

Estamos en el tiempo de internet. El cliente ya no está paseando por los pasillos de las ferias sino navegando por la red y conversando en redes sociales. Este hecho nos lleva a preguntarnos por qué no se modifican los presupuestos en base a la realidad del mercado.

Pero las ferias no son inútiles. Un lugar en el que se da cita todo el sector turístico no puede serlo. Aprovechar este hecho es lo que determina el retorno de la inversión en ferias turísticas. Aunque sacarle partido a una feria requiere mucho trabajo previo: 

  • Planificar la feria estratégicamente
  • Cerrar citas y aprovechar las jornadas
  • Cerrar encuentros con prensa y presentaciones de proyectos
  • Asistir a jornadas que fomentan el aprendizaje y el networking
  • Aprovechar las ocasiones: prensa, celebrities, eventos… para generar notoriedad



La ferias no son lo que eran hace 10 años, pero siguen siendo una buena herramienta. Ahora son más de networking que de promoción ya que destacar es realmente complicado. Para los destinos pequeños y las empresas sólo queda trabajar el pasillo, el encuentro, elegir las citas estratégicamente y tratar de concentrar los encuentros para rentabilizar la presencia en forma de aprendizaje, productividad y, si surge la ocasión, notoriedad sobrevenida.





En todo caso queda a criterio de cada lector el determinar si las ferias realmente cumplen su cometido o no o han perdido su impacto, pero este tipo de eventos no generan el éxito deseado si no se tiene la participación conjunta de la empresa pública y privada.