domingo, 3 de enero de 2021

GUALACEO un destino turístico de excelencia

 GUALACEO  un destino turístico de excelencia

 POR  ING. PATRICIO MILLER


 

Gualaceo es llamado El jardín del Azuay, conserva en un solo lugar la belleza natural, un clima templado primaveral, una gastronomía que deleita por su variedad y sobre todo la calidez de su gente que lo reciben con mucha cordialidad y cultura.

 


 

 

Ubicado a 35 kilómetros al este de Cuenca, es un cantón próspero asentado en uno de los más bellos valles de la provincia del Azuay. Es tierra de gran fertilidad, espléndido paisaje, por lo que es uno de los centros turísticos del país.

 


 

 

En los últimos años Gualaceo busca ofrecer un turismo fuerte y consolidado, que haga de este cantón y la Provincia del Azuay su marco de venta, que logre la lealtad de sus visitantes y que se distinga por su calidad, su diversidad y servicios, en fin, un turismo de vanguardia que ofrezca resultados eficientes y sólidos en el desarrollo de la industria de la hospitalidad y de la economía regional.  

 


 

 

La palabra Gualaceo está relacionada con la leyenda del origen de los cañaris, también se cree que significa “lugar donde duerme el río”. Sus ríos principales son Santa Bárbara y San Francisco.

Gualaceo es uno de los pueblos más antiguos de la provincia, fue de los primeros asientos españoles, por la extracción de oro en los bancos marginales del río Santa Bárbara. El 25 de julio de 1824 se convirtió en cantón.

 

 


 

 

Gualaceo se ha convertido en un cantón turístico de la provincia recibiendo a los turistas nacionales y a los extranjeros que sin duda alguna encuentran en esta ciudad y provincia del Azuay, una gran oportunidad de tranquilidad y descanso.

 

 


 

 

Gualaceo, es  un lugar ciertamente paradisíaco, con un paisaje encantador, dotado de una serie de servicios turísticos que le brindan sustentabilidad y eficiencia en todo su paraje turístico.

 


 


El Jardín del Azuay como es denominado este cantón sintetiza lo que es y lo que debe ser el modelo turístico que se está tratando de consolidar en la región. Un modelo que, respetando y potenciando su riqueza arquitectónica, patrimonial, cultural y gastronómica se convierte en vanguardia para optimizar la imagen del Azuay como destino turístico de calidad, accesibilidad y eficiencia hasta alcanzar que sea, de verdad, una de las claves de su desarrollo.

 


 


Gualaceo desea ser ese referente turístico del la provincia y merece todo el apoyo y justo reconocimiento de las autoridades nacionales como seccionales, particularmente del Ministerio de Turismo a fin de descentralizar la actividad turística

 


 

 

Nuevamente, decimos que son el sector privado y público quienes tienen que trabajar al unísono y en simbiosis, frente a la crisis, el turismo está resistiendo razonablemente. La gente sigue viajando y los extranjeros siguen viniendo al Ecuador en tanto el turismo interno va descubriendo nuevos entornos.

 


 

 

Muchos son los recursos turísticos que posee Gualaceo pero en este pequeño reportaje damos a conocer parte de ellos: la macana, su centro cantonal y parte de la gastronomía del jardín del Azuay.

 

Una leyenda de la “Madre Guacamaya” de donde deriva la palabra Gualaceo escrito por el historiador cuencano Victor Manuel Albornoz.

 

LA MADRE GUACAMAYA 

 

Por: VICTOR MANUEL ALBORNOZ C.

 


 

 

“Cansados los dioses de soportar la maldad de los hombres, quieren castigarlos y envían el diluvio universal.



 

Llueve incesantemente. Los hombres, las fieras, todos los seres huyen. Dos hermanos del valle de Cañar, llamados Cúntur y Cañarí, oyeron una voz misteriosa que les mandaba que huyeran hacia el monte Huaracán, a cuya cumbre ascendieron después de muchos y desesperados esfuerzos.

 

Cuando el agua estaba ya cerca de la cima, dejó de llover, salvándose así los hermanos y una pareja de cada uno de los animales existentes, los cuales se habían también refugiado en la cima.



 

Cuando vieron que las tórtolas iban y venían del valle, los dos hermanos también descendieron y en el valle de Cañar, junto a un río, formaron su casa. Se alimentaban únicamente de las raíces que comenzaban a brotar en la tierra; pero un día, al regresar a su casa, hallaron en ella comida guisada y chicha que beber, lo que se repitió en los días siguientes.



 

Al décimo día, Cúntur decidió esconderse en los matorrales para averiguar quien les proporcionaba la comida. De improviso, oyó un batir de alas y luego vio a dos guacamayas, mejor dicho a dos mujeres con alas de guacamaya, que eran las que traían la comida. 

 


 

 

Al llamarlas Cúntur desaparecieron las dos mujeres—que eran tan hermosas que semejaban al iris- y durante diez días no volvieron. Al décimo día de la fuga de las mujeres guacamayas, estaban los hermanos muertos de hambre y deseosos que esos seres misteriosos volvieran, cuando, efectivamente, las vieron entrar en su casa.

 

Cañarí logró apresar a Torito y como ella correspondió a sus amores tuvieron seis hijos y seis hijas, de los cuales provienen los cañaris.



 

Agua –la otra mujer- guacamaya- se presentó voluntariamente. Cúntur se enamoró de ella, se enlazaron y de allí descienden los indios nómades.




 

 

 

 

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